lunes, diciembre 06, 2010

La navaja de Ockham

Descartes dudó de todo menos de una cosa: "como estoy pensando, es indudable que existo pues de otra forma no podría pensar". Era lo que se conoce como "duda metódica", la duda usada como instrumento filosófico.

Luego mucha gente con más imaginación que sentido común comenzó a dudar de todo por vicio. "Como sabemos que los sentidos nos engañan en algunas ocasiones, no podemos saber si la realidad es real o si es un sueño, el resultado de una droga o el encantmiento de algún ser mágico". Durante mucho tiempo esta duda generalizada representó un auténtico problema epistemológico. Hasta el siglo XIV, en el que llegó Guillermo de Ockham con su navaja.

Se plantó Guillermo frente a uno de estos filósofos que decía antes y sacó su navaja. Señalándole dijo: "te voy a dar un tajo en la yugular y si los sentidos nos engañan no morirás" a lo que el amenazado no respondió mas que huyendo cobardemente.

Así aprendimos a distinguir a los filósofos de la palabrería vacua y a los filósofos de verdad.

Nota 1: Ningún filósofo fue dañado durante la realización de este post. El autor de este blog no puede asegurar que Guillermo de Ockham no acuchillase a más de uno.

Nota 2: Este post es una dramatización de lo que realmente es la navaja de Ockham, aunque ¿quién sabe?

Nota 3: Gracias a Ockham sabemos que el universo no es tan complicado ni tan romántico como algunos charlatanes nos cuentan.

2 comentarios:

Enrique dijo...

Gracias a Ockham somos más pragmáticos, pero eso no nos asegura que tengamos una visión acertada de la realidad. Yo me considero más bien instrumentalista.

relto dijo...

La navaja de Ockham no debería considerarse un principio científico ni filosófico si no más bien un prejuicio estético. "La explicación más sencilla..."
Una explicación parte de unos parámetros o premisas. Para un contexto donde un Dios puede ser una explicación, que dios mueva con la mano derecha el sol y con la izquierda la luna, es una explicación más sencilla que la gravedad, la relatividad y la mecánica cuántica. Da igual que saques la calculadora para demostrarlo porque te sacarán su libro sagrado para rebatirte.
Ockham explica como funciona nuestro cerebro: con pereza, mucha pereza.