Otra creencia es que se puede hacer software sin bugs. Pero no, todavía no sabemos hacerlo, cada vez el software es más complejo y cuesta más trabajo encontrar los posibles fallos. Además que los programadores son humanos, y como pasa casi siempre, por resolver detalles nos olvidamos de los detalles generales fundamentales.
Quizás es hora que esos programas críticos, del que dependen vidas humanas, deberían ser como mínimo sujetos a análisis y crítica pública. La defensa extremista de la “propiedad intelectual” de las empresas a veces sí puede matar. Casi lo hizo en Valencia.
Leed el artículo completo, es corto y se entiende bien.
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