Parece que los grandes artistas (y me refiero a los que venden más, no a los mejores) están aprendiendo la lección. Ya no se atreven a descalificar a los internautas usuarios de P2P -que al final son sus propios fans y quienes compran sus discos de vez en cuando y van a sus conciertos- ni a la industria que les cobija bajo un paraguas de popularidad financiada.
Lo muestra claramente David Bravo en su artículo de hoy.
La industria, verbigracia la SGAE, en cambio, sigue mordiendo a quien le da de comer. Y lo peor es que no terminan de darse cuenta por más palos que se llevan.
viernes, noviembre 24, 2006
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