Bienvenidos al nacimiento de una saga épica y lamentable. La saga que narra las desventuras vividas o presenciadas por un viajero del Transporte Urbano de Sevilla SAM (TUSSAM). Los autobuses pa'entendernos.
Las protagonistas del viaje de hoy son cinco catorce-quinceañeras pijas de camino del centro (viernes por la tarde-noche).
¿Por qué pijas? Iban todas vestidas de rosa, blanco y celeste. Divinas de la muerte. Además de modismos típicamente superideales.
¿Por qué catoce-quinceañeras? Por escandalosas. Las pijas cuando superan cierta edad se vuelven muy tímidas y recatadas.
¿Por qué llamaban la atención? Al parecer venían de perforarse la lengua todas las cinco. Iban sacándose las lenguas y comparándoselas. "Mi piercing está más doblado", "el mío me tira del frenillo", "verás cuando llegue a mi casa y me vea mi padre".
Lo más lamentable: a parte del follón que armaban, los previos al enfrentamiento con sus santos paters. "El perro de San Roque, ¿se me nota Jessi?", "no tía, no se te nota nada". La frase que más practicaron fue "¡que me dejes ya, mamá!" (esto me parece muy sintomático). Lo que parecen ignorar es que la inflamación lingual será mañana cuando aparezca y entonces a duras penas podrán decir "perro" sin que suene a "pebbo".
"Tía, ¿tu madre es muy alta?". "Como yo más o menos". "Di algo" y se pone a su altura. "Tía, se te ve un montón".
A una le dolía un poco y su amiga la consoló: "Ahora te tomas un cubatita de vodka y verás cómo se te pasa".
Otros comentarios dejaban claro que no eran las primeras de su grupo de amistades, más bien eran las últimas, en tachonarse la húmeda. Me pregunto que pasará cuando los padres de alguna de ellas descubran el ardid y le obliguen a desprenderse del metal. ¿La repudiarán sus mega-amigas, hermanas de piercing? ¿Se sentirá inferior por la falta del símbolo de su osadía? ¿Qué transgresión no perpretará para recuperar el status robado?
sábado, diciembre 18, 2004
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