La policía mata a tiros en plena calle a un inocente porque creían que era un terrorista. Ojo, he dicho creían porque no tenían ni pruebas ni indicios ni una mierda.
No contentos con ello, nos advirtieron que estaban dispuestos a matar más inocentes cuando les pareciese bien.
Luego nos amenazaron con controlar nuestras comunicaciones y finalmente parece que están dispuestos a convertirnos en meras máquinas de vivir-sin-más, privados de libertades, de intimidad, de individualidad.
¿Recuerda alguien la Ley Corcuera (conocida como Ley de la patada en la puerta)? Consistía en que la policía, cuando tuviese sospechas (já) de que un domicilio estaba ocupado por terroristas, podía allanarlo saltándose literalmente el derecho constitucional del que hasta entonces disfrutábamos. ¿Cuántas puertas inocentes fueron derribadas antes de que los políticos recuperaran la cordura y derogasen la absurda ley? ¿Cuántos inocentes morirán antes de que la policía deje de tener derecho de matar a voluntad?
Si alguien piensa que liarse a tiros con un terrorista suicida sirve para salvar vidas debería leer sobre los dispositivos de hombre muerto. Consisten en un mecanismo que se activa cuando el portador muere, nada de ciencia-ficción, tan fácil como un botón que al soltarlo hace explotar la bomba.
miércoles, julio 27, 2005
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