... y un jienense rubicundo, barbudo y sonriente, de cráneo afeitado y fuertes brazos, que tenía por nombre Juan Eslava, y era notorio rufián de cantoneras sevillanas -vivía de cuatro o cinco, y las cuidaba como a hijas, o casi-, lo que justificaba su apodo, ganado en buena lid: el Galán de la Alameda.
El oro del rey, de Arturo Pérez-Reverte.
Un cameo inesperado de un antiguo profesor mío: Juan Eslava Galán. Quien, por cierto, contó el final de su libro más famoso -En busca del unicornio- en clase, aunque le pedí que no lo hiciese, y por eso no he leído aún nada suyo.
Actualización: "... el mulato Campuzano o la inmovilidad de Saramago el portugués, que leyó durante todo el viaje...". ¿Serán el torero [muleta] y el escritor portugués?
Unas líneas después Juan Eslava, "siempre de humor excelente", "detallaba a sus cofrades con todo lujo de detalles las propiedades propicias a la virilidad -probadas en él mismo, afirmaba- de la limadura de cuerno de rinoceronte". ¿Y no va de eso mismo el libro más conocido de Juan Eslava Galán?
Geniales estos guiños, pero ¡ay, cuántos más me estaré perdiendo!