Para grabar un disco ahora debes vender parte de tu alma a la discográfica, que se convierte en tu dueño y decide si le interesa trabajar contigo o no. Así se exprime a muchos artistas. Si alteramos la situación, y las discográficas se limitan a prestar un servicio, se acaba con la servidumbre y se establece una relación entre adultos.
Interesante perspectiva aunque las discográficas no se lo pondrán fácil.
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