El porrón es una especie de botella de vidrio con un pico fino del cual sale un delgado chorro de vino al inclinarla. De este modo resulta posible beber desde lejos, sin tocarlo con los labios, y pasarlo de mano en mano. Me declaré en huelga y exigí un vaso en cuanto vi cómo se usaba el porrón. Para mi gusto, se parecían demasiado a los orinales de cama de vidrio, sobre todo cuando estaban llenos de vino blanco.
Me llegó hace pocos días un email de esos de pedir un deseo, repetir una fórmula y esperar a la buenaventura. Indicaba además, la pamplina, que tras hacerlo sonaría tu teléfono.
La persona que me lo mandó es alguien a quien aprecio y poco después le di algunos empujones en el vano intento de sacarle de la caverna:
- ¿Acaso te sonó el teléfono?
- No, pero sonó el timbre de la puerta. - Sonreía triunfal, el desgraciado.
- ¿Pero de verdad crees que se va a cumplir tu deseo por medio de esta magia?
- Ya lo veremos, ya lo veremos. - Sostenía la sonrisa, de franca esperanza.
Y el caso es que sentí mucha lástima, pues como ya he referido aprecio a esta persona.
Esta mañana escuché en la radio esta noticia (la Macarena sale para darse un paseo por Sevilla estorbando la convivencia a los ciudadanos de bien). Cuando se me pasó el enfado me quedé pensando en toda la gente que asistiría a la beatificación. Y sentí lástima. El mismo tipo de lástima; porque me di cuenta de que no había diferencias entre ellos y aquella persona que me mandó el ridículo email.
Imagina el siguiente experimento. Te doy 1.000 € y a continuación te ofrezco dos opciones:
tirar una moneda y si sale cara te doy otros 1.000 €, si sale cruz no te doy ningún extra
diréctamente te doy 500 € más
Dedica medio minuto a pensarlo y escoge.
Ahora imagina este otro experimento. Te doy 2.000 € y a continuación te ofrezco dos opciones:
tirar una moneda y si sale cara te quito 1.000 € y si sale cruz no te quito nada.
te quito 500 € por la cara
Dedica otros 30 segundos a pensarlo y escoge.
Según parece la mayoría de la gente coge "b" en el primer experimento y "a" en el segundo. Y esto es realmente curioso (irracional, además) porque en los dos experimentos la opción "a" es la misma y en los dos experimentos la opción "b" es la misma. Fíjate bien:
Si escoges "a" tienes el 50% de conseguir 1.000 € ó 2.000 €. Si escoges "b" obtendrás con seguridad 1.500 €.
Pero dependiendo de que percibamos el experimento como un riesgo de ganancia o de pérdida estaremos más o menos dispuestos a asumir riesgos.
Esta idea la he cogido del siguiente vídeo, una charla del TED Talks (con subtítulos) por Laurie Santos. El vídeo, además, extrapola el experimento a monos para ver hasta qué punto esta actitud irracional humana está intrincada en nuestra biología (esta extrapolación, de todas formas, me produce un poco de urticaria escéptica).