jueves, noviembre 18, 2004

Lo que yo decía, pero mejor dicho

Pagamos, y pagamos, y pagamos.

A cambio cada vez podemos hacer menos cosas con lo pagado. Si el vendedor quiere puede predeterminar cómo, quién, dónde y cuándo podemos escuchar su música, ver su película o leer su texto


Y todo esto, ¿para qué? No para defender a la cultura. No para defender a los consumidores (desde luego). Todo para defender a una industria que se niega a afrontar el futuro; que en lugar de adaptarse prefiere morir, pero llevándose por delante a cuantos pueda. ¿Merece la pena encarcelar a chavales por escuchar música? ¿De veras desean los cineastas que se procese judicialmente a gente por el pecado de ver copias irregulares de sus películas? ¿Desde cuándo hacerse rico al precio que sea es el objetivo de la literatura?


Lo cuenta José Cervera y -otra vez- lo encuentro por medio de Escolar.

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