sábado, febrero 19, 2005

Macrobotellona

Los periodistas, por supuesto, haciendo de las suyas.
De uno en uno parecían inofensivos, pero el run-run de la masa cobraba proporciones intimidatorias. Volaban cascos de cerveza, voluntarios se izaban a lo alto de las farolas para proclamar la conquista de la Felicidad y del Aprobado General.

Algunos vecinos asomados a los pisos de Reina Mercedes, el campus de la Universidad más científica, estaban viendo en directo una mezcla de Crónicas Marcianas, Gran Hermano y Los chicos del Preu.

Sirenas de ambulancias. El desmayo francés. La vomitona cuántica. La resaca tridimensional.

Yo creo que estos, cuando estudiaban, no fueron a una sóla fiesta y ahora son unos resentidos y amargados. Eso o que escriben pensando en los resentidos y amargados que van a leer su periódico. Por supuesto no falta la paranoia amenazadora: "temen que esta situación se pueda convertir en una costumbre de todos los jueves". Es que hay que ser imbécil.

Al menos otros medios tienen la decencia de reconocer que la jornada transcurrió sin incidentes.

Por supuesto no faltó quien metiera la pata. Las meadas eran omnipresentes (lamentablemente cuando tu vejiga va a estallar la educación se vuelve un objetivo de segunda). Y la suciedad y porquería acumulada en la calle también son realidades indeseables, aunque más se ensucia en la Semana Santa y no sólo una calle sino todo el centro, pero de eso no oiremos quejarse a nadie ¿apostamos?

¡Ah! y los SMS... Es mentira que la botellona fuese espontánea. Hacía más de una semana que se sabía. Había carteles que lo anunciaban. Está de moda decir que se organizan cosas espontáneas mediante SMS... cualquier día veremos las primeras bodas espontáneas organizadas mediante SMS. Es más de lo de siempre, si no hay noticia, nos la inventamos, que para eso somos periodistas.

No hay comentarios: