miércoles, mayo 04, 2005

Loa a Jorge Cortell

Pero entiendo que no todo el mundo está tan loco / es tan obstinado / tiene un sentido del honor y del orgullo tan anticuado [se refiere a sí mismo].


Pocas palabras más se necesitan para conseguir mi respeto por la vía rápida. Pero no se conforma con poco, no, también se está ganando a fuerza de acciones valientes y generosas mi admiración.

Luego echo un vistazo a su curriculum y empiezo a odiarle (sí, soy envidioso y mala persona).

Jorge Cortell, profesor de la Universidad Politécnica de Valencia, anunció una conferencia sobre la legalidad (sic) del P2P. Anunció también que descargaría en público, mediante algún programa tipo eMule o bitTorrent, documentos protegidos por propiedad intelectual y avisó, burofax mediante, a la fiscalía, a la SGAE y a la policía nacional.

Un acto tan polémico y capaz de desenmascarar a tanto aprovechado (SGAE, ministerio de cultura, etcétera) no auguraba una celebración inconvulsa(*).

Primero le avisan de que no puede dar la conferencia porque hay programada otra -oportunamente surgida de la nada-. Llega, el director de la escuela, a impedirle que coloque un cartel informativo sobre el traslado de la charla.

Por fortuna el gran hermano aún no controla internet y se convoca nuevo lugar y hora. Será una reunión previa en la que se indicará el lugar definitivo. Con esta artimaña pretenden evitar que los poderes desde la sombra se vuelvan a adelantar. Pero no funciona, nuevamente "alguien" mueve hilos y les cierran las puertas que instantes antes estaban abiertas de par en par.

Permitidme la frikada de parodiar a J: "Un hombre no deja que puertas cerradas detengan su honor". Jorge se las arregla para arrastrar consigo a varios cientos de personas hasta el patio de la cafetería del ágora de la universidad y allí, durante 5 horas (ufff, amor al arte), dijo lo que quiso como, pese a quien pese, nuestra constitución dice que podemos hacer.

Último capítulo hasta el momento: amenazas de despido, de campañas de acoso y derribo, de inspecciones absurdas.

Jorge, aunque imagino que lo has escuchado muchas veces no quiero dejar pasar la oportunidad: muchas gracias.


(*) Si Quevedo se inventaba palabras, porqué no iba a hacerlo yo.

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