jueves, julio 21, 2005

Con copyright el mundo es más divertido

Gracias a los desmesurados derechos de propiedad intelectual que padece nuestra sociedad encontramos noticias hilarantes (a la vez que pavorosas) como estas tres que referencian Antonio Córdoba y Marta Peirano en Elastico.net.

A mediados del año 2002, los defensores de los derechos del desaparecido artista estadounidense John Cage presentaron una demanda contra la agrupación musical británica The Planets, acusándolos de plagiar la composición 4'33" (una pieza musical , de 273 segundos de absoluto silencio) que Cage había creado en 1952. El album Classical Grafitti de los Planets incluía la pista “A One Minute Silence”, un recurso empleado para separar en dos la producción, diferenciando los estilos.


Hace poco se publicó en el diario inglés Daily Mirror la sorprendente noticia de que el futbolista David Beckham podría ser demandado por el artista corporal Louis Molloy, autor de los tatuajes que luce la familia Beckham. El motivo de la demanda sería la exhibición comercial de los tatuajes de Victoria y David Beckham para una campaña publicitaria.
(...)
Como creador de las ilustraciones tatuadas, Molloy considera que ostenta los derechos de propiedad intelectual existentes sobre las mismas y, por lo tanto, para poder reproducir o explotar estas ilustraciones se debe contar con su autorización, como autor de las ilustraciones tatuadas, o con el propietario de los derechos, en caso de que éstos hayan sido transferidos.


Hace unas semanas la National Portari Gallery de Londres pidió a la Wikipedia que retirasen una foto que había en el artículo sobre Shakespeare. El cuadro, pintado hace cuatrocientos años, se exhibe en la pinacoteca, y aunque la Wikipedia carece de ánimo de lucro, el museo no quiere que usen esta imagen del escritor. Es un ejemplo entre muchos de los excesos del copyright y los derechos de autor que impiden la creatividad de los ciudadanos a través de internet, dicen algunos.


Adueñarse del silencio, prohibir a alguien que exhiba su propio cuerpo, evitar que el mundo conozca el (presunto) aspecto de Shakespeare... ¿hace falta decir algo más sobre los actuales derechos de propiedad intelectual?

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