lunes, julio 11, 2005

Dolls

Al igual que la también dirigida por Takeshi Kitano Una escena en el mar, Dolls no es en realidad una película. Es más bien un poema visual y narrativo. Como película pertenece a ese género insufriblemente lento que sólo el cine japonés puede producir. Como poema nos ofrece imágenes maravillosas, jardines de ensueño, paisajes irreales, que enmarcan tres historias de amor como las que sólo pueden leerse en las antiguas tragedias griegas.

Hay dos formas de asomarse a Dolls. Quien busque una historia no durará frente a la pantalla ni el tiempo de terminar el prefacio (una función de bunraku). Con una predisposición distinta seremos invitados a reflexionar sobre la conveniencia de sacrificarlo todo por amor y las consecuencias que nos perseguirán durante toda la vida si no se hace.

Claro que sólo es una película... ¿O no?

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