Tras 10 horas en la escuela y alrededores llego a casa por fin. Lo primero que hago es mirar el calendario para asegurarme de que es 9 de noviembre. Lo es, por fin. De modo que pongo a descargar los 4.7 megas que ocupa el instalador de Firefox 1.0.
He de decir que lo he descargado en inglés porque no me gustan las traducciones (suenan "raro") pero después de curiosear veo que hay versión en catalán pero no en español-es. Sí la hay en español-ar (el que hablan los argentinos -che, vos habeis corrido más que nosotros).
Vosotros vereis si preferís descargar ya alguna de las versiones existentes o si preferís esperar a la versión español-es.
Ipso facto desinstalo -no sin problemas, porque acostumbro a instalar los programas de mala manera- la versión anterior y comienzo la instalación de la nueva. Por fin.
Terminada la instalación ejecuto y: no funciona. ¡Maldita sea! Desinstalo, reinstalo, no va. Desinstalo, reinstalo la versión anterior y sí va. ¡Maldita sea! Desinstalo y busco a golpe de ratón directorios de configuración que hayan quedado por ahí. Los borro, reinstalo, ejecuto y: ¡Eureka!¡Por fin!
He pensado escribir una mini-guía para que convirtais vuestro navegador en una máquina que dejará en la más absoluta ignominia a otros navegadores (ya será para menos, pozí, ammmparo, pozí). Probad del fruto del conocimiento y escapad del falso paraíso en al que el falso profeta os tiene maniatados. Para los menos atentos: el falso paraíso sería el Internet Explorer y el falso profeta Bill Gates :P
Me he hartado de escribir tonterías y todavía no he empezado. Atentos pues, ¡va a comenzar el espectáculo!
martes, noviembre 09, 2004
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